martes, 2 de noviembre de 2010

AÑO 1989

EN TERAPIA INTENSIVA

Es el año más dramático de la historia reciente de los argentinos: disparada del dólar, dos feroces hiperinflaciones y el ataque inédito de activistas y gente hambrienta a los supermercados. Es también el año de la mayor trasformación política: fin precipitado y prematuro del introvertido y cauteloso alfonsinismo e inicio de la era extrovertido y audaz de la hegemonía menemista. Dos estilos contrastantes que trastocan el paisaje social, la costumbre y la organización económica, que mutará del gigantismo estatista a las privatizaciones indiscriminadas. Año crucial para el mundo: con la caída del Muro de Berlín no sólo empieza a morir el comunismo sino que hasta el capitalismo clásico se volverá insuficiente, y avanzará de a poco la globalización, al fin de las ideologías, la explosión tecnológica y el mercado como ecuménico poder supremo.


Las novedades son bien pocas y sólo un programa dejará un registro justificado en la memoria: La extraña dama, despega de lo común, con profusión de exteriores (Monte, Colonia, Mar del Plata, Tigre), vestuario de época, actores no habituales del género (María Rosa Gallo, Lautaro Murúa, Virginia Lago, Alfredo Zemma, Dora Baret e Hilda Bernard) y una historia fascinante que encabezan Luisa Kuliok y Jorge Martínez. En el reparto figuran: Gabriel Corrado, Gustavo Garzón, Ivo Cutzarida y Andrea Barbieri.
Tampoco le va mal a Rodolfo Ledo para firmar los libros de una nueva telecomedia del 13 que también pasa a ser una de los programas más vistos: Nosotros y los otros. En el elenco hacen de padres Silvia Montanari y Rodolfo Bebán. Los hijos son Adrián Suar, Diego Torres, Gloria Carrá y Magali Moro.
La noticia más conmocionante del año en materia de programación tiene que ver con el divorcio de Bernardo Neustard y Mariano Grondona en agosto, tras mil programas y veintitrés años compartidos construyendo la dupla más exitosa y polémica del periodismo argentino.
En cuanto asciende, el menemismo desplaza a la conducción del noticiero principal de ATC a Mónica Gutiérrez, que se refugia en el cable, y a Carlos Campolongo, que se dedicará luego a actividades universitarias, y a ser asesor y operador político, sucesivamente, de José Octavio Bordón y Antonio Cafiero.
En el 11, un equipo netamente deportivo asume su conducción: Fernando Niembro va a la cabeza, pero con un gabinete famoso integrado por Adrián Paenza, Julio Ricardo y Marcelo Araujo.
Bajo la chapa de Arte Radiotelevisivo Argentino (ARTEAR), está el Grupo Clarín, que desde hace años pretende hacerse de Canal 13 y que, por las dudas, en esta ocasión aspira al 11. El reparto de las acciones es curioso: la señora de Noble se encuentra en minoria respecto de sus propios gerentes Héctor Magnetto, José Antonio Aranda, Lucio Rafael Pagliaro, y se suman insignificantes porcentajes que van del 1,5 al dos por ciento de siete empresarios de los canales 3 de Rosario, 12 de Córdoba, 8 de San Juan y 7 de Mendoza, y de los diarios La Gaceta (Tucumán), El Territorio (Misiones) y La Calle (Corrientes).
Tevemac, que sólo desea Canal 11, también tiene una conformación sorprendente: el cien por cien de las acciones están en manos de distintos miembros de la familia Macri, mientras que Goar Mestre sólo figura como miembro del directorio, y no como accionista.
Televisión federal (TELEFE), que pretende, indistintamente, el 11 y al 13, es el grupo más heterogéneo: Alejandro Massot había formado su número junto a diez canales del interior: 5 de Rosario, 7 de Jujuy, 8 de Córdoba, 7 de Neuquén, 8 de Mar del Plata, 8 de Tucumán, 9 de Mendoza, 11 de Salta, 13 de Santa Fe y 9 de Bahía Blanca, asociados en lo que dio en llamarse Televisoras Provinciales, que constituye el treinta por ciento del paquete de Télefe.     
  

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